03-06-2021, 11:59 AM
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Ya la semana pasada terminé este Episodio, pero ando bastante liado y a otras movidas, la verdá sea dicha, y no he encontrado el rato. En fin, movidas mías. Vamos a lo WENO.
Y no, las mayúsculas no son gratuitas. Porque menudo novelón, nenes, menudo novelón. Nuestro ya queridísimo Gabriel de Araceli, protagonista de mil y un lances, empujado por la providencia a estar presente en todos los momentos importantes de la Guerra de la independencia española contra el invasor francés, da con sus huesos en la sitiada Zaragoza tras los eventos del quinto Episodio. Tras un par de capítulos en los que el lector se asienta y conoce a un puñado de nuevos personajes, cuya importancia será capital en algunos casos, y en otros algo más testimoniales, sin olvidarnos ciertas figuras históricas (que yo no conocía), Galdós muestra un cuadro del horror, la destrucción, la guerra, la desconfianza, el egoísmo, y también, el compañerismo, el amor, la amistad y el patriotismo.
La novela trata, toda ella, del sitio de Zaragoza. Así como en Bailén la batalla tenía lugar en el último tercio de novela, aquí no. "Zaragoza" consta de unas 150 páginas plagadas, con sus interludios de personajes, de luchas que van desde bombardeos por parte de la artillería francesa, construcción de endebles defensas, destrucción de las mismas, brechas abiertas en los muros zaragozanos, muerte, invasión del francés, combates casa por casa y calle por calle, minería para abrir túneles subterráneos a través de los cuales reventar desde el suelo puntos importantes de la ciudad... Galdós maneja el ritmo con maestría para ir formando un crescendo constante en cuanto al avance francés y las, cada vez más, débiles defensas zaragozanas.
Aquí Galdós tira de un estilo muy parecido a Bailén, y es que, como ya hemos comentado en otros Episodios, el canario no se para demasiado a mostrarnos de una forma completa los lances de los combates, si no que utiliza una mezcla muy efectiva de narrar y mostrar para que el lector se forme un cuadro completo de lo que está leyendo. No hemos de esperarnos, pues, una descripción detallada de cada recoveco, cada disparo, cada muralla destruida, cada muerte o cada combate que vemos de la batalla, Galdós no juega a eso. Y el tema es que funciona muy bien.
Y entre medias, la chicha, esto es, los personajes. Galdós nos los presenta con pinceladas certeras para que los vaivenes del asedio y cómo les afectan atrapen al lector, ayudado por una serie de elementos que el escritor maneja fantásticamente, desde el personaje usurero y avaro, hasta la importancia de las haciendas destruidas por los cañonazos franceses, pasando por el amor de dos jóvenes, casi una suerte de Capuletos y Montescos y que funciona como un reflejo del amor entre Gabriel e Inés, y los caminos que el bromista destino, en toda su crueldad, podría incluso llegar a llevarlos. Una absoluta maravilla.
Galdós conforma con esta "Zaragoza" el, seguramente, mejor Episodio Nacional de los que llevo hasta ahora (en opinión humilde de un servidor). Una novela plagada de un ritmo vertiginoso, en los que hay momentos que no se da respiro al lector, con unos personajes trazados fantásticamente a quienes la guerra les afecta de forma inmisericorde y cruel, y ante la cual reaccionan como humanamente mejor pueden, basados siempre en sus anhelos, deseos, creencias y principios.
Un puto novelón, vaya.
PD: como nota al pie. Galdós se deja llevar, hacia el final, por un fervor patriótico importante (lo cual no le impide hacer una análisis fantástico sobre el imperio francés). Según tengo entendido, este fervor viene propiciado por la época en la que esta primera serie fue escrita, los años 70 del S. XIX, donde se produjo la instauración de la I República Española, y el canario debía de andar algo exultante de sentimiento español muy español. Sentimiento que, parece ser, fue menguando con el paso de los años y las décadas, terminando su vida del todo desencantado y resignado con esta España nuestra. No creo que nadie pueda culparle.
