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-La Chaqueta Metálica: Ni sabía quién era el Stanley Kubrick del título que aparecía en grande ni tenía intención (ni edad) de ir al cine a verla, pero descubrir en una parada de autobús este póster con un casco portando un pin de la paz, un rótulo en inglés y una serie de balas (que en mi cabeza infantil se multiplicaron por mil a lo que se añadía el graffiti que acompañaba a la marquesina), fue una de las primeras experiencias que mi memoria recuerda del cine (y del arte de descubrir películas gracias a los pósters de las paradas de autobús, de las fachadas de los edificios y de los andenes de metro).
-Las Tortugas Ninja: Realmente no fue este póster si no uno alargado en horizontal y blanco y negro al que se le añadía una imagen de Raphael con sombrero y gabardina y que decoraba muy sutilmente el andén de metro de Gran Vía pero ver a nuestros personajes favoritos de la serie de dibujos animados cobrar vida fue básicamente el principal motivo por el que muchos críos de la época nos enganchamos a la "tortumanía" que invadió nuestro país a principios de los 90 y que terminó con la llegada de Vainilla Ice.
-Rocky V: La fachada de los extintos Cines Aragón de la madrileña calle Alcalá era el espacio idóneo para atraer al viandante más curioso y finalmente al espectador con pósters que eran una auténtica maravilla y a mí el de la infravalorada quinta parte de Rocky me marcó aun sin siquiera haber visto ninguna de la saga pero siendo consciente que el tal Sylvester Stallone era uno de los tíos más populares del planeta.
-El Cabo del Miedo: Salir del metro y encontrarte en la pared con esos ojos terroríficos bañados con un relámpago de fondo y esa foto de familia destrozada ya eran motivos más que suficientes para acojonar a un crío de muy tierna edad mucho antes de descubrir quién era Don Martin Scorsese. Aclarar que De Niro ya era popularísimo incluso sin ver ninguna de sus películas y del "tal Nick Nolte" ya había visto su nombre en otro póster cojonudo de la época, el de 48 horas más.
-Superman IV: Por la parte que me toca, el que más me marcó y mi primer recuerdo de cartelería cinematográfica. Imágenes y escenas del Superman de Richard Donner y Lester ya había visto por doquier gracias a la televisión, álbumes de cromos y revistas pero fue el de su cuarta parte del que mejor recuerdo guardo por haber sido el primero y sobretodo por el momento en que me lo crucé de cara mientras iba en un coche a toda ostia al encuentro de mi hermano recién nacido. Y del trayecto hacia el hospital por calles céntricas de Madrid, mi único recuerdo el de fijarme en un póster con Superman arrancando un misil y la ventanita con la foto de los actores protagonistas. Eso es la mayor flipada con la que se puede encontrar un crío que no llegaba ni a los 4 añitos...