01-02-2020, 02:48 PM
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Este servidor, que tiene más vértigo que Jimmy Stewart una mañana de domingo haciendo el Caminito del Rey, ha vuelto a ver estos días la adaptación que hizo para el cine el director Robert Zemeckis de la sorprendente hazaña del funambulista Philippe Petit, el cual logró atravesar a través de un cable la distancia que separaba las tristemente desaparecidas Torres Gemelas de Nueva York.
Lo primero que recomiendo al 'huérfano perdido' que se disponga a dejarse llevar por dicha historia, es que trate de ver en primer lugar el extraordinario documental MAN ON WIRE (ganador del Oscar en el 2008). De esta forma podrá hacerse una idea bastante clara de las técnicas utilizadas por los guionistas de la película, Christopher Browne y el propio Zemeckis, a la hora de trasladar a la gran pantalla lo que ocurrió realmente, dándole así un ritmo que de otra forma hubiera sido imposible. De ahí el 'basado' que antecede siempre al 'en un hecho real'.
[Como inciso me gustaría añadir que con Robert Zemeckis me ocurre exactamente lo mismo que con Frank Darabont, dos directores que cuentan en su haber con verdaderas joyas cinematográficas, pero que aún siendo reconocidos no lo son tanto como otros compañeros de profesión contemporáneos. Tiempo al tiempo]
Siendo breve me gustaría decir que sin ser ni mucho menos de lo mejor de la carrera de Zemeckis, si hay algo que destacar en THE WALK, al margen de esas imágenes tan impactantes desde la cima de las Torres y esa brillante recreación final de lo que supuestamente aconteció, es ante todo la notable labor interpretativa de un Joseph Gordon-Lewitt que no solo sorprende por su cuidada dicción de la lengua francesa, sino que se mete como nadie en la piel de un artista, obcecado y tozudo hasta el paroxismo, capaz de lo que sea menester con tal de alcanzar su sueño.
Entiendo que el uso recurrente de la voz en off nunca ha tenido muy buena fama entre los aficionados al séptimo arte, con numerosas y estudiadas excepciones en el género del film noir; y es que si vas a contar algo en la mayoría de casos siempre será mejor hacerlo con imágenes que con diálogos; pero bueno, tampoco es algo que a este servidor le haya resultado excesivamente molesto en esta cinta. Al igual que tampoco considero que haya que linchar a los responsables de haber tomado la decisión de hacer que el protagonista relate lo ocurrido subido en la antorcha de la estatua de la libertad (regalo que Francia le hizo a Estados Unidos para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia). Cierto es que en ocasiones se recurre a cierto sentimentalismo y tono almibarado, marca de la casa, que entiendo puedan provocar cierto rechazo.
En definitiva, un producto de entretenimiento bien rodado, que no se hace demasiado pesado y repleto de imágenes con altura (Rosalía dixit).