• 0 voto(s) - 0 Media
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
Bluey
#1
0
0
   


Llevaba un tiempo con la mosca detrás de la oreja con esta serie en cuanto a si escribir por aquí sobre ella, sobre todo porque soy consciente de que no es el perfil que solemos estilar por aquí. "Bluey" es una serie de animación familiar cuya protagonista es una familia de perros pastores australianos conformada por el padre, Bandit, la madre, Chili, la hija pequeña de 4 años, Bingo, y la mayor de 6, Bluey. Y me daba cosica escribir sobre ella porque quizás, si os digo que os acerquéis a ella, es muy posible que torzáis el morro ante la tónica felizona que la envuelve, cotidiana, y una animación llena de tonos pastel que tal vez se os atragante. No obstante, siento un hormigueo en los dedos, ansiosos por darle a la tecla, así que, qué cojones. 

La serie está conformada por 3 temporadas, unos 150 episodios en total, más menos, de unos 7 minutos cada uno. En este sentido va volada, y nosotros le hemos dado vuelta a la serie 3 o 4 veces ya. Y es magnífica. No tiene nada que ver con patrullas caninas ni mierdas del estilo. "Bluey" se centra en las aventuras y desventuras cotidianas y familiares de los Pastor, colmadas por juegos, conflictos, frustraciones y aprendizajes, sobre todo de Bluey, pero sin dejar atrás a los otros miembros de la familia. Y es este el gran acierto. Si bien hay otros productos familiares que tienen un carácter marcadamente infantil, hasta el punto de desplazar a los adultos, aquí no es el caso, o al menos no del todo. La serie es plenamente disfrutable tanto por peques como por adultos, aunque con un matiz que me vais a  permitir apuntar. Creo, CREO, que es una serie por y para padres e hijos, por y para ver con los niños al lado, comentando las vicisitudes de cada episodio, extrayendo las lecciones adecuadas, y pasarlo de fábula por el camino. Porque por una parte la serie es divertidísima, pero por otra, es posible que los peques de la casa, en los primeros visionados, se queden con lo que no se tienen que quedar. A nosotros nos ocurrió eso en casa. Llegado un punto nuestro hijo mayor (6 años, camino de 7) se quedaba con ciertos aspectos que la serie tiene que mostrar, pero sin reflexionar sobre las consecuencias y las conclusiones que la serie realiza para con los personajes. Y se la quitamos. Al poco, volvimos a intentarlo, y el resultado fue apasionante. Comenzó a entenderlo, a comentar lo que ocurría en la serie entre todos, y a día de hoy, nuestro canijo mayor disfruta de la serie, aprende y se contagia de la imaginación desbordante de Bluey. 

Además de ello, hay una imaginería en las situaciones envidiable. La serie toca muchísimos palos. El juego en equipo, el juego en solitario, el compartir, el egoísmo, la situación de los padres, el cumplimiento de las normas, la abrumadora adaptabilidad de los niños (que muchas veces subestimamos los adultos), la importancia del juego simbólico, el juego en casa, el juego en la calle, el uso de cualquier maldita cosa para entretenerse y crear un juego con ello, la importancia de unos padres atentos y dispuestos para con sus hijos, tratando de compartir su tiempo y el juego con sus hijos (en este punto hay un comentario fantástico que me trasladó mi mujer al verlo por Internet. "Que el padre de Bluey deje de ponérnoslo tan difícil a los demás padres XD) así como la educación que se da en casa (¿os habéis fijado la cantidad de veces que acabo de escribir la palabra "juego"?). Y encima, me cago en mi estampa, se permiten, en un episodio en concreto, explicar el viaje del héroe de Campbell. El maldito viaje del héroe, diablos. Flipé. Cuando se lo comenté a mi mujer me dijo "eso demuestra que cualquier cosa, bien adaptada, puede ser explicada a los niños". Es uno de mis episodios favoritos, junto al de la biblioteca, la huida, o aquel en el que Bingo se anima por fin a tratar de dormir ella sola, donde la serie nos regala un viaje onírico espacial absolutamente fabuloso. Otros he soltado profundas y sinceras carcajadas por identificarme completamente con el sentir del padre o de la madre, y en otras ocasiones he mojado el ojo como un cabrón al tocarme los feelings de formas muy salvajes, como el de la carrera de bebés, en el que Chili se agobia porque cuando Bluey era muy pequeña no seguía el ritmo de los demás, aprendiendo con ello que cada niño debe llevar su ritmo, colmado con un finalazo tremendo cuando al fin Bluey camina ella sola hacia su madre, y cuando Bluey pregunta por qué lo hizo justo en ese momento, Bingo alude que tal vez había visto algo que quería mientras el plano es uno subjetivo de Bluey bebé caminando hacia su madre. Una puta maravilla. Y de detalles así la serie está completamente colmada.

La banda sonora mezcla muy hábilmente temas de música clásica, con otros más populares y otros más propios, por lo que a los oídos también es un producto de grandísimo nivel. 

Una serie familiar, infantil en el buen sentido, y redonda. Creo que no hay un solo episodio flojo, más allá de gustos, que siempre habrá unos que nos gusten más que otros. En mi caso, es la única serie que he visto con mis hijos que no me quiero perder, que no estoy a mis cosas mientras ellos la ven, sino que tengo un interés fidedigno por sentarme a verla, no ya por compartir ese momento con ellos, que también, sino por puro disfrute personal. 

Os dejo un tema de la banda sonora que particularmente me encanta, por lo entrañable. Ojalá lo disfrutéis, y si le dais un tiento a la serie, ojalá descubráis la joya que nosotros hemos descubierto. 



Os dejo un artículo en inglés bastante interesante sobre la serie que habla más y mejor sobre ella que yo. 

https://www.vulture.com/2021/05/bluey-be...-show.html
  Responder
#2
0
0
Hace mucho que tomé la firme decisión de no ser padre y de irme por la posta sin dejar nada detrás, pero la buscaré por pura curiosidad de saber qué te hace sentir algo tan profundo como se deja ver por tus palabras. Y que me rajen si no aplaudo tu necesidad de expresar lo que has expresado, así como que te hayas decidido a hacerlo. La encuentre o no la encuentre. Me guste o no me guste. Bendito sea este santo lugar por permitir que cualquiera de nosotros se sienta lo bastante cómodo y lo bastante libre como para eso y más.

Abracete.
Soy una puta, pero una puta muy cara.
  Responder
#3
0
0
@Peckinpah a ver si este finde saco un rato y hago una lista de algunos que, pienso, os puedan entrar bien. Y sí, bendita esta santa casa, en pocos lugares se está tan a gusto. Abrazo!
  Responder
#4
0
0
El capítulo del mercadillo me flipó.

En ese mismo capítulo te muestran lo complicado que es poder comer fuera cuando se tienen ciertas intolerancias... Mi peque es celíaca y no me pude sentir más identificado.
Además en el capítulo ocurre una cosa divertidísima y maravillosa: Pagan una manzana de caramelo con un billete de 5 dólares y se dan cuenta de que lo han gastado, y no pueden comprar otra manzana más ya que son dos.
"-No pasa nada, mi mamá me dice que las cosas tal como vienen se van"
El billete va dando vueltas por el mercadillo siendo utilizado por cada propietario hasta que la casualidad hace que vuelva a sus manos el mismo billete.

He visto pocos, pero muchas ganas de ver capítulos con mi peque.
  Responder
#5
0
0
Ains los padres, esos seres tiernos y más blandos que una balada de los Scorpions XD

Ya sin coñas, estoy con Peckinpah, me llena de orgullo y satisfacción que hayas tenido la necesidad y la valentía de compartir esto con unos cafres como nosotros, y si la serie os da esos momentazos con vuestros críos atesoradlos, eso que os lleváis.
Al echar la vista atrás esas pequeñas cosas importan más que otras que damos por sentado.
GAÑÁN, TRAVIESO, BALA PERDIDA, INMADURO A MÁS NO PODER, TIPO ENTRAÑABLE.
  Responder
#6
0
0
@Leto83 gracias por la reseña. Justo el otro día hablaban de ella en Colegio Abbott (serie que me parece la mar de divertida) y vi que estaba en alguna plataforma.
Mi peque es demasiado enana, pero probaremos a ver qué le parece. Si tiene edad para vivir en un constante intento de autodestrucción igual se entretiene viendo algo y de paso nosotros también ?
Quaranta putes sagrades...
  Responder
#7
0
0
Tronco, casi me pongo a llorar leyendo la reseña. Me siento 100% identificado. Esos dibujos son una absoluta delicia, y más de una vez sientes cómo te están hablando a ti (padre o madre) directamente al oído, estrujándote la patata.

A mi pequeño gremlin de cuatro años le flipan y alguno de los juegos de Bluey (como el del palo congelador o “¿pero quieres andar recto?” o darle cuerda antes de entrar en el cole) forman parte de nuestro día a día, y puedo decir ya con seguridad que serán recuerdos bonitos que me acompañarán muchos años.

Putos australianos. Tiene mérito hacer unos dibujos tan tiernos (snif, snif) y tan inteligentes (porque nunca, ni siquiera por un segundo, toman a los niños por tontos) y tan potitos (la paleta de colores es preciosa y, joder, yo quiero vivir en la casa de Bluey).

¡Abrazar!
  Responder


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 1 invitado(s)