06-09-2020, 08:45 PM
(Última modificación: 06-09-2020, 08:47 PM por davesanchoo.)
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Lo nuevo del inefable guionista y director Charlie Kaufman es tan kafkiano, deprimente, lacerante y existencialista como podía esperarse. Curiosamente en esta ocasión adaptando una novela del escritor Iain Reid que se ajusta como un guante a las obsesiones del cineasta neoyorquino. Surrealismo pseudo-nihilista en formato familiar, retrato costumbrista del angst propio de la entrada (en barrena) hacia la madurez y en definitiva insondable abismo del ser y su aterradora metafísica. Ya veis por dónde voy, café para los mu cafeteros. Es una propuesta extrema que no hace prisioneros, de modo que no esperéis hallar un relato articulado de forma remotamente convencional. Si no sois fans del Kaufman más intenso, esta no es vuestra peli. Ahora bien si queréis transportaros a una pesadilla vívida diseñada específicamente para jodernos el día, y con suerte el mes, dadle un tiento.
Yo me he acercado a ella con cautela, pero con la seguridad de que el lado oscuro que ha abrazado Kaufman en sus últimas historias es de mi agrado. Disfruto recreándome en sus obsesivas disertaciones sobre lo humano. Aquí ya no encontrareis apenas luz en la oscuridad, ni atajos entre la maleza. Pues TODA ella es maleza y oscuridad. Y si queréis salir vivos de la experiencia más os vale adentraros en la propuesta con una buena antorcha y un afilado machete. Yo sinceramente no esperaba encontrar en ella ninguna respuesta a nada en particular, y aún menos dar con un camino definido. Sólo más jodidas y retorcidas preguntas. De modo que esperad lo inesperado es lo único que puede deciros a ese respecto. Como debe, le achaco un innecesario alarde de postureo intelectual por parte de los dos personajes protagonistas, odiosos a la par que vulnerables. Deconstruidos ante nuestros ojos, Kaufman juega constantemente a llevarlos casi al borde del abismo. Y corre el riesgo de perderlos como represantación de las personas que son o creen ser (o creemos que son). Están demasiado cerca de ser representaciones abstractas carentes de alma y auténtica verdad por la intensidad y magnitud de los temas que aborda la película. Pero ellos dos, Jessie Buckley y Jesse Plemons, son tan buenos que los salvan in extremis, y se perdona un tercer acto que nunca puede estar a la altura de un impresionante y terrorífico segundo acto de inaguantable tensión sostenida.
En definitiva, me ha resultado una película en rasgos generales aterradora. Incluso dolorosa de ver. ¿La he disfrutado? No tanto como la he sufrido. ¿Volvería a pasar por ello? Sin duda alguna. Y aunque sea sólo por ver las interpretaciones de esos 4 magníficos actores (Toni Collete como es habitual se lleva la palma y habitará un tiempo mis pesadillas) ya creo que merece mucho la pena.
Yo me he acercado a ella con cautela, pero con la seguridad de que el lado oscuro que ha abrazado Kaufman en sus últimas historias es de mi agrado. Disfruto recreándome en sus obsesivas disertaciones sobre lo humano. Aquí ya no encontrareis apenas luz en la oscuridad, ni atajos entre la maleza. Pues TODA ella es maleza y oscuridad. Y si queréis salir vivos de la experiencia más os vale adentraros en la propuesta con una buena antorcha y un afilado machete. Yo sinceramente no esperaba encontrar en ella ninguna respuesta a nada en particular, y aún menos dar con un camino definido. Sólo más jodidas y retorcidas preguntas. De modo que esperad lo inesperado es lo único que puede deciros a ese respecto. Como debe, le achaco un innecesario alarde de postureo intelectual por parte de los dos personajes protagonistas, odiosos a la par que vulnerables. Deconstruidos ante nuestros ojos, Kaufman juega constantemente a llevarlos casi al borde del abismo. Y corre el riesgo de perderlos como represantación de las personas que son o creen ser (o creemos que son). Están demasiado cerca de ser representaciones abstractas carentes de alma y auténtica verdad por la intensidad y magnitud de los temas que aborda la película. Pero ellos dos, Jessie Buckley y Jesse Plemons, son tan buenos que los salvan in extremis, y se perdona un tercer acto que nunca puede estar a la altura de un impresionante y terrorífico segundo acto de inaguantable tensión sostenida.
En definitiva, me ha resultado una película en rasgos generales aterradora. Incluso dolorosa de ver. ¿La he disfrutado? No tanto como la he sufrido. ¿Volvería a pasar por ello? Sin duda alguna. Y aunque sea sólo por ver las interpretaciones de esos 4 magníficos actores (Toni Collete como es habitual se lleva la palma y habitará un tiempo mis pesadillas) ya creo que merece mucho la pena.
"This aggression will not stand, man"