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EL HILO DEL CHANBARA
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Oigan, que se me ocurre, @davesanchoo señor administrador, que igual no era mala idea anclar este tema, porque está de pm y cuando queramos recordar cositas que ver del chanbara tenerlo bien a mano y que no se termine perdiendo por el foro. Y desanclar, quizás, si le parece bien a usted, el de los premios, que creo que a estas alturas no va a votar nadie más XD. Además, para los gilís que nos quedan tantas pelis por ver de este género podría estar bien ir comentando en este mismo hilo lo que se va viendo. No se cómo los veis.
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Por cierto, sobre "Harakiri", la podéis encontrar en Filmin, pero hay un tema raruno, y es que su duración no llega a las 2 horas. Sin embargo, en FilmAffinity indica 133 minutos y una edición que tengo recogida de aguas internacionales, la criterion para más señas, tiene la segunda duración, y no la de Filmin. Ha podido ocurrir que la cinta esté recortada por alguna causa? Digo, me parece extrañísimo viniendo además de Filmin.

Por otra parte, es una de las películas que tengo bien arriba como prioridad en el asunto de las katanas, pero siempre que me he intentado poner con ella han sido ocasiones en las que estaba reventado y he preferido dejarla para una época en la que no se me cierren los ojillos tan fácilmente.
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KIHACHI OKAMOTO, EL «PECKINPAH» JAPONÉS

«Los seres humanos no somos capaces de ver el mal en el mundo porque nos distraen de tal modo los motivos brillantes y lustrosos que no reparamos en la fealdad que encubren».
El filósofo y el lobo, Mark Rowlands

Dependiendo del autor y de la fuente a la que se consulte, el epíteto que empleo en el encabezado se puede leer asociado a la figura de este director o a la del hombre con el que cerraremos la década de los sesenta, que no es otro que Hideo Gosha. No obstante, yo tiro más por Okamoto por una cuestión que tiene mucho que ver con la vida personal y las inquietudes artísticas de ambos (Okamoto y Peck) realizadores. Y me explico.

Al igual que Masaki Kobayashi, Sam Peckinpah fue un veterano de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, él también estuvo destinado en China, allá por 1945, dos años después de haberse alistado en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Su misión consistió en desarmar a soldados japoneses que se habían rendido y se dice que volvió a casa sin haber participado de forma directa en un combate. No obstante, hay textos que aseguran que lo que vio durante su periodo de servicio le influyó a la hora de montar sus películas, puesto que, cuando se vive la violencia de primera mano, el tiempo transcurre de otra manera y parece dilatarse o contraerse en función de lo que uno esté sufriendo en ese momento. Sea cierta la anécdota o no, de Okamoto puede decirse algo equivalente, puesto que su experiencia en la guerra le influyó tanto temática como estilísticamente en no poca medida.

Kihachi Okamoto nace en la prefectura de Tottori en 1924. Con tan solo 19 años, mientras estudia en la universidad, lo llaman a filas, pero no tiene tanta suerte como Bloddy Sam o Masaki Kobayashi. A él lo envían al Frente del Pacífico, el más cruento y sanguinario de toda la Segunda Guerra Mundial. Ha trascendido poco de lo que pudo haber pasado allí, porque tampoco se sabe mucho de su vida antes de empezar a trabajar en el cine, pero, a juzgar por su filmografía y su forma de entender y plasmar la violencia en pantalla, no tuvo que ser agradable. Para que os podáis hacer una idea, se puede ver mucha de la violencia visceral del remake de 13 asesinos de Takeshi Miike en las películas de Okamoto. De hecho, la mayor parte de las que hizo son de género bélico, yakuza-eiga y acción Una acción en la que los tiros derraman sangre, los tajos hacen pupa y la pupa hace llorar. Cuando alguien recibe un tajo en una película de Okamoto, se queda largo tiempo en el suelo gritando de dolor, si no tiene la suerte de morir inmediatamente. Y tampoco son raros los miembros cercenados con profusión de hemoglobina. Okamoto conoce la violencia, sabe qué hacer con ella y le da siempre un tratamiento estético a la altura de la historia que cuenta.


En 1947, entra a trabajar en los estudios Toho, estudio que no abandonará hasta los 70, cuando empiece a trabajar como agente libre a causa del fin de la era de los estudios y el principio de la crisis de la industria. Antes de eso, triunfa con la exitosa trilogía bélica Underworld (rodadas todas entre 1959 y 1960), en la que muestra ya las señas principales de su cine: una actitud profundamente crítica a la tradición japonesa, gusto por mostrar la violencia en toda su crudeza y toques de humor trágico diseminados con habilidad en el metraje de sus películas.

Se estrena en el chanbara con Warring clans (1963), la historia de un guerrero valiente y con muchos principios (eterno Mifune) que renuncia a su puesto de guardaespaldas al frente de un poderoso clan, después de enterarse de que sus empleadores han estado traficando armas al enemigo. El resultado es una película alegre, llena de acción, con constantes cambios de alianzas y giros argumentales, no exenta de cierto punto cínico, pero todavía no demasiado crítico. Y digo «todavía» porque su estilo de filmación y edición aún no ha cristalizado. Este tío está a punto de cascarse la que, probablemente, será la película más bestia de su género en toda su historia hasta la llegada de Miike. Una que lo va a coronar como el director de chanbara más crítico con el bushido, la forma de vida del samurái y la sociedad Tokugawa en general. Ahora mismo hablamos de ella.

Siendo como es un fan reconocido de John Ford, en sus siguientes acercamientos al género empieza a imprimir a su trabajo un agradecido toque de western oriental que le sienta como anillo al dedo. No en vano, siempre que se habla de este director empiezan a surgir comparaciones con Sergio Leone y el resto de sus coetáneos del espagueti, con los que comparte no pocos puntos en común, aunque, en mi humilde opinión, les diera sopas con honda a casi todos ellos. Se fija en lo que están haciendo Kurosawa, Misumi o Kobayashi, y esa nueva línea de pensamiento resuena con la suya propia. Los directores ya no ponen énfasis en el honor o el heroísmo, sino en la muerte y la miseria que siguen inevitablemente a los que viven por la espada y la gente con quienes entran en contacto, que rara vez ocupa otra posición que no sea la de víctima (directa o indirecta).

Una lista de lo mejor de este autor durante los sesenta incluye cuatro títulos fundamentales:

Samurái asesino (1965): o, también, dependiendo de la edición, Samurai Assassin, editada en DVD en España tanto por Tema Distribuciones como por Japan Films (yo la encontré en el cubo de las películas a 2 € de un Urende hace mil años), muestra a un Okamoto todavía en desarrollo, pero con toda la mala leche ya afilada cual colmillo de lobo. La historia nos pone en la piel de un grupo de asesinos que conspira para liquidar al señor de la casa de Ii, un hombre de la administración Tokugawa, que gobierna con mano de hierro Japón desde hace ya más de 300 años. Buena parte de la película se centra en el desarrollo del plan y en las intrigas y las desconfianzas de quienes lo están tramando, que temen ser delatados antes del momento crítico. Sobre Niiro (Toshiro Mifune), un ronin sin linaje y empobrecido que quiere ser samurái, recaen casi todas las sospechas. El único modo que tiene de librarse de ellas y alcanzar la posición que anhela es cortando y reclamando para sí la cabeza de Ii en persona. Un magnífico punto de entrada a la obra de Okamoto, con un final cabronazo de los que no se olvidan, aunque se vean venir de lejos.


La espada del mal (1966), más conocida como The Sword of Doom, es una de esas películas difíciles de encontrar en castellano (aunque cuenta con su edición de Criterium con subtítulos en inglés), pero que recompensan al cazador de maravillas con cada puto minuto de metraje. Ryonosuke (enorme Tatsuya Nakadai) es un samurái con una creciente fascinación por el poder que le concede el uso de su espada.  Cuanto más mata, más placer siente al hacerlo, y cuantos más combates libra sin sufrir daño, más poderoso e inmune se siente. No importa si tiene un motivo para ello o no. Cualquier excusa es buena para hacer uso de su katana y no tarda en verse inmerso en una particular espiral de locura, salvajismo y crueldad, que deviene en un curioso estudio de la psicopatía servido desde el cine de katanas y sandalias. Una sinfonía de violencia cuidadosamente orquestada por un director, ahora sí, en plenitud de facultades, tanto técnicas como temáticas. En su estilo, nada tiene que envidiar a Harakiri o alguna otra de las obras maestras del chanbara. La breve participación de Mifune es esencial para el argumento y uno de los mejores cameos de la década.


Kiru! (1968): traducida al inglés como Kill!, que es como más se la conoce en occidente, sería más correcto traducirla al castellano como «¡Mátalo!» que como «¡Matar!», puesto que el título hace referencia directa a una frase muy concreta de la película, que, por cierto, es entretenida a más no poder. Película mucho más festiva, lúdica y «ligera» que la anterior, más centrada en el entretenimiento que en el arte y ensayo. No por eso deja de ser cojonuda, al nivel de un Yojimbo o un Sanjuro, e incluso me atrevería a decir que un poco por encima. Hanjiro es un campesino que se hace pasar por ronin. Genta es un samurái que se hace pasar por yakuza. El primero quiere ser samurái a toda costa. El segundo lo era y acabó harto de todo lo que tuvo que ver, hacer y soportar. Ambos coinciden en un pueblo desolado por los combates de una revuelta que ha acabado con la base de los yakuzas de la zona. Pronto se verán envueltos en una intriga local que acabará enfrentándolos entre sí y con los dos bandos en disputa. Top 10 de la década claramente. No está disponible en español, pero se encuentra en puertos piratas con subtítulos en castellano.


Red Lion (1969): Okamoto es conocido por introducir giros en las tramas de sus películas para mantener las coas en movimiento, así como finales sorprendentes y un tanto amargos, y esta no es una excepción. Lo que comienza como una serie casi cómica de malentendidos entre personajes dibujados con un punto casi paródico termina volviéndose mucho más serio, a medida que avanza la película. Gonzo (Toshiro Mifune, en un registro con ecos al de Anthony Quinn en El secreto de Santa Vittoria) es un miembro de la Sekihōtai, la «policía» del nuevo orden de la restauración imperial. Animado por la perspectiva del volver a su pueblo natal y presumir de posición, se hace pasar por un León Rojo (capitán) para llevar en persona las noticias sobre un nuevo recorte de impuestos… que queda en nada cuando la gente del pueblo asume, erróneamente, que él está allí para rescatarlos de funcionarios gubernamentales corruptos. No tarda en enterarse de que un magistrado malvado les ha estado estafando durante años. Ahora tiene encontrar el modo de ayudar a la aldea, ahuyentar a los fanáticos del shogunato y casarse con su novia de juventud, sin olvidar el hecho de que no puede cumplir las órdenes que lo han llevado hasta allí. Por increíble que parezca (no deja de ser un película bastante ignota), está editada en DVD en España, de nuevo por Japan Films. 


Cineasta más que interesante y esencial para entender tanto el género como la década de los sesenta, que todavía se mantuvo en activo durante la década siguiente, como no tardaremos mucho en ver.

Con esto terminamos la entrada de hoy. En la próxima, haremos un paréntesis en el desglose de la Nueva Camada para meternos de lleno en el terreno de la explotación, de la mano de la Daiei, productora especializada en cine de época de bajo presupuesto que, sin embargo, fue capaz de legar algunos de los títulos y personajes más memorables del chanbara. Otro día, más, gente.
Soy una puta, pero una puta muy cara.
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Me ha interesado mucho 'La Espada del Mal'; la escena que has puesto me ha parecido bastante la hostia, sobre todo ese plano final.
Ese argumento tan nihilista es el tipo de movidas que van mucho conmigo, y me ha recordado a una especie de antítesis o reverso del anime Kenshin.
Aunque la vea en versión original sin subtítulos, tiene pinta de ser de esa clase de pelis que con las imágenes vas sobrao.
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#25
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LA DAIEI, ENTRE EL ARTE Y LA EXPLOTACIÓN

Seguimos adelante con nuestro periplo por el chanbara y esta vez dejamos de hablar de los mejores directores de los sesenta para centrarnos en la Daiei, productora esencial para entender por qué el género se acabó yendo al sacrosanto garete. Me parece especialmente interesante poner el foco aquí ahora, porque lo que ocurrió con la Daiei tiene muchas similitudes con lo que parece estar empezando a ocurrir con el binomio Marvel-Disney.

¿El logro del UCM os parece una gesta cinematográfica imposible de igualar? ¿Qué os parece si os digo que la Daiei mantuvo no una, sino varias franquicias cinematográficas de género al mismo tiempo durante más de una década, con sagas de más de una veintena de películas que se estrenaban al ritmo de uno o dos títulos al año, en una época en la que internet y las redes sociales no eran ni tan siquiera una idea? Todo eso se dio en un país tan pequeño como Japón a lo largo la década de los 60.

ORÍGENES DEL ESTUDIO

Os pongo en antecedentes en dos trazos. Estamos en los años 40, en pleno conflicto mundial. El gobierno trata de fundir todos los estudios cinematográficos de la nación en dos para controlar toda la producción y enfocarla hacia la propaganda de guerra. Masaiki Nagata, un ejecutivo del ya casi extinto estudio Shinko Kinema, tiene la feliz idea de solicitar que sean tres los que sobrevivan a la reestructuración, y no solo dos, para llevarse el gato al agua y refundir en esta nueva entidad todos los recursos que todavía quedan de Shinko Kinema, Daito Eiga y toda la estructura de producción de la Nikkatsu, el estudio más antiguo y fuerte de Japón, todavía hoy en activo. Así es como nace la nueva entidad: Daiei Film Co. Ltd.

   

Durante sus primeros años, la Daiei se dedica a lo que toca (panfletos bélicos), pero termina la guerra y el país tiene que resurgir de sus cenizas. Nagata va a tomar las riendas de la productora con la firme intención de poner el cine del país en el mapa del nuevo mundo. Se va a mantener al frente del estudio desde 1947 hasta 1971, cuando se declarará en quiebra y comenzará la decadencia del cine japonés ante la llegada de la televisión y el auge de la yakuza en todas las esferas de la sociedad japonesa.

Bajo su reinado, la Daiei va a producir y a llevar al Festival de Venecia películas como Rashomon (1954) de Akira Kurosawa, La puerta del infierno (1953) de Teinosuke Kinugasa (primera película japonesa en color proyectada en el extranjero y Palma de Oro de Cannes en su día), Ugetsu (1953) de Kenji Mizoguchi o El intendente Shansho (1954) también de Mizoguchi. Es decir, producciones muy japonesas, pero también con la mirada puesta en la calidad, los premios y el reconocimiento internacional. «Piensa en global, actúa desde lo local».

El caso es que el plan de Nagata funciona. La industria japonesa se estabiliza, el público de allí, deseoso de evasión y de recuperar sus raíces, responde y, pronto, la Daiei tiene que batirse el cobre con otras productoras como Shintoho, Shochiku, Toei y Toho, todas ellas pujantes y deseosas de hacerse con los servicios de los directores más reputados y la taquilla más potente.

¿Cómo responde a esto nuestro ejecutivo? Creando franquicias, cual Kevin Feige de la vida.

LA FACTORÍA DAIEI

Durante la segunda mitad de los 50 y toda la década de los 60, Nagata va a establecer un sistema de producción de películas en cadena, rodadas por directores con talento, pero maleables, no demasiado arriesgados y, sobre todo, fieles a la empresa. ¿Os suena de algo el modus operandi? Muchos de estos realizadores van a ser artesanos. Otros van a tener verdadera alma de artistas, y le van a dan un plus de calidad a títulos que, casi sin querer, se van a convertir en putos iconos culturales. Eso sí, siempre sin salirse del redil.

En esta época van a surgir sagas como la de Gamera, la respuesta de Daiei a Godzilla (7 películas hasta 1971), la trilogía Yokai Monsters, la trilogía del gran dios demonio Daimajin (una vuelta de tuerca al género kaiju) o la saga de ninjas Shinobi no Mono (9 películas), que va a establecer los códigos de todo el subgénero explotados por Hollywood en los ochenta con resultados mucho más tristes.



En cuestión de chanbara, sobre todo podemos hablar de dos sagas especialmente notables: la de Nemuri Kyoshiro, el samurái de los ojos somnolientos y la de Zatoichi, el espadachín ciego.

Estas van a estar protagonizadas por dos actores que el estudio tiene contratados en exclusividad y dirigidas, sobre todo, por tres hombres que llegaron a ser conocidos como los Tres de la Daiei: Kenji Misumi, Nemuri Koshiro y Kazaburo Yoshibura.

De todos ellos, Misumi era el que más talento tenía, pero también era el más lento, lo que propiciaba que los otros dos le echaran una mano para rodar tal o cual secuencia, con tal de que el rodaje terminara a tiempo y dentro del presupuesto. Muchas veces, aunque uno de los tres fuera el que firmara la película, todos habían participado en el rodaje en mayor o menor medida. Y hacían lo que tocase. Pasaban de franquicia a franquicia según fuera la necesidad del momento, a menudo haciéndose cargo de dos o tres productos a la vez. Se llevaban genial entre sí y tenían claro que estaban allí por y para la productora. Muy japonés todo.

¿Y los actores? A eso vamos. Pero hablar de los actores es hacerlo también de sus sagas.

SLEEPY EYES OF DEATH: SON OF BLACK MASS

La primera gran saga de chanbara de la Daiei era un producto pensado para explotar la imagen de su estrella y sex-symbol más destacado de la época, el popular Raizo Ichikawa, toda una estrella durante los quince años que duró su carrera cinematográfica. De hecho, atraía a hombres y a mujeres por igual.

Nacido como Yoshita Ota en 1931, Ichikawa fue adoptado con seis meses por el actor de kabuki Kudanji Ichikawa. Debuta a los diecisiete años en el teatro japonés apadrinado por Jukai Ichikawa (otra gran figura del kabuki) y en 1954 firma con la Daiei, productora que no abandonará hasta el día de su prematura muerte, el 17 de julio de 1969, a causa de un cáncer de recto e hígado. En esos quince años le va a dar tiempo a rodar 159 películas para ellos. Una media sencilla nos da unas diez películas al año. Una barrabasada.

   

La saga Sleepy Eyes of Death, muy popular en Japón y los USA, pero no tanto en las Españas, arranca cuando la popularidad de Ichikawa está en lo más alto (después de protagonizar una buena cantidad de gidai gekis durante los 50) y adapta una serie de doce novelas escritas por Renzaburo Shibata, un autor que también tradujo al japonés la famosa novela china El romance de los tres reinos en 1959. Cuenta con un recopilatorio en DVD a la venta en Amazon y se compone de doce películas que componen la saga original y dos más con Matsukata Hiroki en el papel protagonista, que no llegaron a cuajar porque, como pasaba con Paco Martínez-Soria, la gente iba a ver a Raizo hiciera lo que hiciera, y lo que importaba no era tanto el personaje como el actor mismo. Muerto él, muerta la serie.

Repasamos los títulos:

1. El jade chino (1963)
2. Espada de aventuras (1964)
3. Asesinato en el círculo completo (1964)
4. Espada de seducción (1964)
5. Espada de fuego (1965)
6. Espada de Satanás (1965)
7. La máscara de la princesa (1966)
8. Espada de la villanía (1966)
9. Un rastro de trampas (1967)
10. El infierno es una mujer (1968)
11. En la guarida de las arañas (1968)
12. El castillo de las fieras (1969)

Doce películas en seis años de una misma saga y personaje. Chúpate esa, Marvel. Y todavía nos queda lo más gordo.

Ojo a la premisa de todo el asunto, porque tiene su punto demencial y adelanta lo que va a pasar con el cine de samuráis durante los años 70, década en la que esta tendencia exploitation se va a llevar al paroxismo. Nemuri Kyoshiro es un ronin mestizo. Su madre era una mujer noble japonesa que fue secuestrada y posteriormente violada durante una misa negra por su padre, un misionero cristiano que apostató y se convirtió en un adorador de Satanás, lo que explica el otro título de la serie: Son of the Black Mass. O sea, que el padre del protagonista está «tres veces maldito»: una por ser cristiano, otra por ser un renegado de su fe y otra más por violador. Nemuri carga con eso, con el suicidio de su madre y con el hecho de ser ronin. Ahí es nada con el karma que arrastra el nene.

El gancho principal de la serie Sleepy Eyes of Death, que la coloca de lleno en el campo de la «explotación», es el origen «vergonzoso» de Kyoshiro. Esta herencia de «ser entre dos mundos», demostrada por su tez pálida y su cabello rojizo, convierte a Kyoshiro en un forastero permanente en su propia tierra. No es raro que sienta un profundo odio tanto por el cristianismo como por la sociedad japonesa. Los considera a ambos débiles, corruptos y llenos de hipocresía, una visión que inevitablemente lo mete en problemas durante sus viajes.

Por ventura, es más que capaz de defenderse gracias a su dominio del Corte de la Luna Llena, su técnica secreta particular. En el clímax de cada duelo, Kyoshiro se pone de pie y comienza a trazar un círculo en el aire con su katana. Su oponente, incapaz de resistir la tentación, se precipita hacia adelante y es derribado antes de que se complete el círculo. En películas posteriores, este ataque adquiere un aspecto psicodélico, con efectos estroboscópicos que le dan al «Full Moon Cut» una cualidad de otro mundo, ya que atrae a los oponentes de Kyoshiro a su inevitable muerte con un componente casi hipnótico, lo que realza su aura «maldita» y satánica. 

   

Sin embargo, la vergonzosa herencia de Kyoshiro y su temible reputación no asustan a todos. Casi todas las películas de esta serie contienen al menos una mujer que no puede resistirse a los encantos del libertino ronin. En cambio, hacen pucheros por él, intentan que cambie sus malditas costumbres y/o planean pasárselo por la piedra. De hecho, uno de los principales antagonistas de la serie es la princesa Kiku, una hija desfigurada y deshonrada del shōgun que se obsesiona tanto con la ropa de cama como con la muerte de Kyoshiro después de que él frustra repetidamente sus depravados planes.

   

En cualquier caso, Kyoshiro suele rechazar los avances de las mujeres o se aprovecha de su obsesión por salirse con la suya mientras se burla de sus artimañas femeninas y descubre cualquier plan que hayan estado tramando. Y, si nada más funciona, siempre está su katana. Resulta que Kyoshiro es tan hábil para desnudar mujeres con su espada como para matar a otros samuráis.

Aquí está la segunda película de la saga subtitulada en español. Por si sirve de referencia. Corte de la Luna Llena a partir del minuto 52:00.



A medida que avanzaba la serie, Daiei aumentó el cociente de explotación, y más notablemente en las últimas películas. La número 11, En la guarida de las arañas, presenta a una pareja de gemelos (posiblemente incestuosos), uno de los cuales hace alarde de su cuerpo frente a Kyoshiro para su hastiada diversión. Pero, en realidad, todos los títulos se mantienen en un delicado equilibrio que no llega a ser explícito. Apenas hay sangre en ellas y solo puede encontrarse algún desnudo parcial. Esa barrera se va a cruzar, y de qué manera, durante los 70.

Pero, antes de llegar a eso, que llegaremos otro día, tenemos que pararnos y quitarnos el sombrero ante el actor más grande que ha dado el subgénero en toda su historia, padre de una figura del entretenimiento capaz de plantarle cara al mismísimo James Bond.

ZATOICHI Y SHINTARO KATSU, EL ICONO Y EL MITO

Mientras Raizo Ichikawa triunfa en las producciones de los 50, la Daiei se pregunta si ha hecho bien en fichar a Shintaro Katsu, un actor con un talento desbordante que no termina de encontrar su sitio en la empresa. Nacido el 19 de noviembre de 1931 bajo el nombre de Toshio Okumura, Katsu proviene también del teatro japonés. Su padre destacó por su virtuosismo con el shamisen y su hermano mayor en el judo, aunque después acabaría recalando en el cine.

   

Durante sus primeros años en la Daiei se forja una merecida fama de actor conflictivo, juerguista (sus fiestas son legendarias), bebedor, ambicioso y maniático con sus personajes. Los trabajadores de la empresa lo comparan con Raizo diciendo que, cuando trabaja en una película, este se amolda a lo que diga el director, mientras que una película con Katsu en ella acababa siendo «una película de Shintaro Katsu». Él sabe lo que tiene dentro, pero las producciones de época de los 50, que tratan de venderlo como otro niño bonito no le satisfacen porque no le dan margen para destacar. Está buscando un personaje que poder hacer suyo. Y le llega en 1961 con La historia de Zatoichi, dirigida por Kenji Misumi.

Cuando hablamos de Zatoichi lo hacemos de un personaje que traspasa las barreras del género para incrustarse de lleno en la cultura popular universal. En él, Katsu vierte lo mejor de sí mismo a todos los niveles y se revela como un todoterreno de la actuación. Su creación para el personaje tiene un poco de artista de cine mudo (por su interpretación física, que implica un dominio total del cuerpo, incluidos ojos y orejas), en el sentido de que actor y personaje se funden en una sola cosa. Shintaro Katsu, por obra y gracia de su propia genialidad, es Zatoichi. Y va a barrer con todo.



Entre 1961 y 1973, Katsu va a protagonizar 25 películas de Zatochi. Tantas como la saga Bond al completo. No conforme con eso, después se va a pasar a la televisión y va a hacer una serie de 100 episodios, y rodará una película más en 1989. Sería la saga más tocha de toda la historia del cine japonés de no ser por la del vagabundo Tora San, que pasa de las treinta entregas.

Por si fuera poco, no tardará en dar el salto a la producción fundando Katsu Productions para tener el máximo control sobre sus películas y hasta saca discos como cantante solista, en lo más álgido de su carrera. Mientras Raizo decae, en parte por su mala salud, Katsu asciende a lo más alto e incluso llega a escapar de las redes de la Daiei. Para cuando esta se declare en bancarrota, él seguirá haciendo películas del espadachín ciego por su cuenta. Lo veremos. Pero ¿de dónde sale Zatoichi?

Zatoichi es una creación del escritor Kan Shimozawa y Katsu pone el ojo en ella para poder explotarla a mayor gloria de su talento. De algún modo, supone para él lo que Charlot a Chaplin o Cantinflas a Mario Moreno. Una vez has visto alguna de sus películas, te resulta imposible separar a actor y personaje, porque se produce la simbiosis que da lugar a la magia del cine. La saga comparte muchos elementos con Sleepy Eyes of Death, en el sentido de que sigue una fórmula más o menos rígida (películas de apenas hora y media que siguen una estructura capitular y casi pueden seguirse como episodios de una serie de tv, su punto romántico en cada una, su duelo final, etc.) y tiene elementos que rozan la explotación, pero el afán de superación de la estrella que tiene detrás la eleva por encima de sus coetáneas.

Ichi no es un héroe al uso. Es un pícaro, un exyakuza aficionado al juego (dale un juego de dados y te quitará hasta la camisa) y con debilidad por las mujeres que se aprovecha de su habilidad con la espada para sobrevivir, en un mundo que se lo pone cada vez más difícil. En la primera película, estafa a unos jugadores, se aprovecha del señor de un clan yakuza viviendo en su casa y comiendo y bebiendo tanto como puede, regatea a muerte el pago por enfrentarse al espadachín de un clan rival y, en esencia, hace lo que le da la gana, pero no tarda en mostrarse como alguien profundamente humano, humilde, generoso y con una cierta aversión hacia la violencia. No es que tema derramar sangre. Es que ha vertido tanta que sabe que ese camino solo le traerá más dolor y sufrimiento. Esto es así desde el duelo de su primera entrega, en el que se bate con un ronin al que ha llegado a apreciar como amigo a lo largo del metraje. Y es que la de Ichi es, sobre todo, una figura trágica.



La saga merece un análisis título por título, pero, ahora, por falta de tiempo, lo tengo que dejar aquí. De momento, baste decir que no hay una película mala de Zatoichi. Las hay mejores y peores, pero no malas. En la próxima entrega, vamos con el último director señero de los sesenta, como introducción a todo lo que será la decadencia del género. Sé que suena raro, pero tiene su sentido. Mientras tanto, os dejo con un vídeo (el foro no permite más por post) para ir dando sabor.

¡Nos leemos!


Soy una puta, pero una puta muy cara.
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#26
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Bueno, me lo voy leyendo de poquito en poquito, ok? xDD.
De momento, comentar que me ha llamado la atención la mención a la productora de animación Toei, no sabía que era tan antigua. Quizás porque la asocio demasiado a Dragon Ball xD.

Y de las diversas franquicias de la Daei, pues te diré que vi unas cuantas de Gamera, pero de las modernas, la trilogía que se hizo en los 90. La verdad es que me gustaron bastante.
De las otras que has puesto la que más me ha llamado la atención es la de 'Yokai Monsters'; he buscado imágenes en google y me he dado cuenta de que muchas secuencias icónicas las llevo viendo años por ahí, son pelis que siempre he deseado ver, como la famosíma de la tía del cuello larguísimo. Solo que me gustaría verlas en condiciones, y supongo que en occidente son inencontrables.

A mí es que estas cosas me chiflan:

[Imagen: spookwarfare2.jpg]

[Imagen: yokai-monsters-spook-warfareyc3b4kai-dai...-19682.jpg]

[Imagen: yokai_mosters_spook_warfare.jpg]

[Imagen: tumblr_p1ngfawmuI1qzrs0co3_500.png]

De hecho, uno de los films que más me han gustado de Takashi Miike fue 'La Gran Guerra Yokai', divertidísima. Siempre me ha fascinadoa esa parte de la mitología japonesa.


Y bueno, comentar que sí. Que los parecidos con el modus operandi de Disney/Marvel son más que evidentes Big Grin

PD: Leído el resto. Como siempre, interesantísimo. Eres un crack. De Zatoichi, como casi todo el mundo, solo he visto la de Kitano.
Las otras de Sleepy eyes of death me han interesado mucho.
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#27
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@manuwar A las buenas, caballero. De crac nada, hombre. Un enfermo es lo que soy. Lo mío no tiene otro nombre.  Big Grin

Voy respondiendo cositas.

Es normal que no te suene el tema de la Toei, y es porque Toei Animation es la filial de animación de un conglomerado más grande, la Toei Company Ltd, que data de 1938 y produce y distribuye tanto cine como televisión. Hasta 2019, por ejemplo, era la distribuidora oficial de la Fox en Japón. Hasta que vino Disney y lo devoró todo, se entiende. De todas formas, Toei Animation, como tal, existe desde 1948, lo que, se mire como se mire, es también una burrada.

https://es.wikipedia.org/wiki/Toei_Company

Más cosas. Yokai Monsters son tres películas independientes entre sí, que solo tienen en común el componente yokai y el hecho de que están producidas por la Daiei. A nivel argumental, no comparten gran cosa, ni es una saga en la que las películas dependan una de la otra, por lo que tengo entendido. En la cultura japonesa, los yokais pueden ser tanto monstruos como demonios, según el caso. En una mitología que contempla la existencia de ocho millones de dioses, te imaginarás que la variedad de yokais de los que poder echar mano era amplia. Por desgracia, la primera se hizo en el 68 y a la productora como tal solo le quedaban tres años de vida para entonces. Dio tiempo a lo que dio.

De todas formas, que sepas que casi todos los bichardos de las fotos que has subido ¡salen todos en la primera película! Esos y algunos más, porque el último cuarto de hora es un desparrame de moñecorls y seres malsanos varios que produce un cúmulo de sensaciones curioso. Es cutre, pero es también entrañable, y además tiene algunos efectos que siguen siendo buenísimos hoy en día, y no sé si seré capaz de explicarme bien, pero… joder, es que estás viendo a un puto paraguas de color carne con ojo, boca, lengua y brazos y un pie tocho la mar de enfermizo. Es tan marciano todo que, a poco que te llame la cultura japonesa, te la comes entera y necesitas verla dos o tres veces para asimilarlo. Y para entonces ya estás jodido, porque los yokais te han atrapado.



De estas solo he visto la primera, que, dicho sea de paso, tengo ripeada en calidad decente, VO y subtitulada al castellano. Si la quieres, es cuestión de ver cómo puedo hacerlo y te la paso. Una carpeta de Dropbox, un canal de Telegram. No sé, algo. 831 MB, pesa. Y no ha sido editada en España, así que no solo no es delito, sino que es el único modo que conozco para verla. Las otras dos no he podido cazarlas todavía.

Sobre los yokais y Miike, una curiosidad. En 13 asesinos hay cierto personaje que suele dejar a todo el mundo con el culo torcido porque al final de la peli queda vivo y se va del escenario de la masacre (MASACRE TOTAL) tan campante, aunque le han atravesado el cuello con una espada. Bueno, pues resulta que, en el montaje original japonés, se pone de manifiesto que es un yokai (concretamente, un kitsune, un demonio zorro) en varias escenas que fueron eliminadas del montaje internacional.

Enlace demostrativo.

Las de Sleepy Eyes of Death solo se pueden comprar en España tirando de Amazon o similar. Pack con las 12 en japonés y sub en inglés. Nada de castellano. Café para los muy cafeteros, oiga.

https://www.amazon.es/Sleepy-Eyes-Death-...B009X66EH0

Y sobre Zatoichi… es que Katsu era un puto amo. Me podría pasar meses hablando de Ichi y no me cansaría. Cuando Kitano hizo su versión no solo estaba homenajeando a un clásico del cine japonés. Estaba reivindicando a un icono del mainstream. Con duelos como este, tema tengo para rato.



PD: Al contrario que muchas otras de las películas que he ido comentando por aquí, las perimeras 25 películas de la saga Zatoichi han sido editadas por Criterion en un estuche ilustrado de lujo de lo más cuco. Mismo problema que con la saga anterior. Japonés con subs. en inglés. Nunca editadas en España. Yo las tengo todas (las 26) ripeadas y con subs. en castellano añadidos. Si alguien está interesado y sabe cómo apañarlo desde el punto de vista técnico, estaría dispuesto a compartirlas por puro amor al personaje y por esparcir la especia.

Aquí el estuche de Criterion. Puro porno.

https://www.criterion.com/boxsets/1012-z...-swordsman

PD 2: Si el tema yokai interesa, recomiendo vivamente este librito ilustrado y divertidísimo que da buena cuenta de un puñado de jugosos monstruos.

https://www.fnac.es/a1366158/Hiroko-Yoda...-japoneses
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Al hilo de Criterion. Nunca han llegado a editar en España, no? Si queremos hacernos con alguna de sus ediciones sería importación y rara vez con subtítulos en español. Tengo entendido, al menos.
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(19-08-2021, 11:26 AM)Leto83 escribió: Al hilo de Criterion. Nunca han llegado a editar en España, no? Si queremos hacernos con alguna de sus ediciones sería importación y rara vez con subtítulos en español. Tengo entendido, al menos.


Hasta donde yo sé (no tengo controlado todo su catálogo) lo que dices es correcto, sí.
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@Peckinpah A mí es que los Yokai me han fascinado desde siempre. Y son un elemento de la mitología japonesa tan absolutamente presente en sus relatos, que me los he encontrado hasta en episodios de Shin-Chan. Ejercen en mí un embrujo casi literal. Imagino que a los japoneses nos les hace tanta gracia, lo que por aquí son simpáticos Kappa del río, allí suelen llevarse a los niños desprevenidos para comérselos xD. Y hay otros que hacen cosas aún peores.

De Miike, naturalmente también he visto '13 Asesinos', y recuerdo muy bien lo roto que me dejó la aparición final de ese personaje, dando saltitos tan feliz. Ya entonces investigué en foros de la época, donde se especulaba que podía ser un Yokai, en efecto, una especie de zorro mágico. Pero ignoraba que se explicitaba en una escena eliminada.
Aunque era fácil intuirlo por el modo en que se lo encontraban (atrapado en una trampa, si no recuerdo mal).

Por la peli no te compliques, si puedes pasarme algún enlace de forma facilita, bien, pero tampoco te líes con historias.
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@manuwar, ahí lo tienes.

https://cineclasicodcc.com/cien-monstruos-1968-vose/

También tienen Onibaba, que no es estrictamente chanbara ni yokai, pero es un peliculote. Por si se tercia.
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Tremendo trabajo como siempre Peck. Qué maravilla conocer la historia de la Daiei. Y desconocía la saga de Sleepy eyes of death, que tiene muy buena pinta la verdad. Sobre Zatoichi qué decir, habiendo visto sólo la versión de Kitano ya me parece un personajazo y un icono instantáneo. Ganas de hincarle al diente a la saga la verdad, pero entre el precio del pack de Criterion y comprar un reproductor multi zona me saldría la broma por más de 300 euros. Qué jugoso tener toda la saga en el pc. A mí me ha costado horrores conseguir alguna, y me da cosa verlas desordernadas.

"This aggression will not stand, man"
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@davesanchoo, yo con el Dropbox me apaño porque lo uso en el curro. Es cuestión de hacer una carpeta compartida y dejarlas allí subidas para que cada quien se las baje. En su día había algún blog y foro que las tenía, pero ahora está muy mal la cosa y no se encuentran por ningún lado. Si alguien sabe de algún otro método, me cuesta poco hacer el intento de compartir la saga completa. Palabrita de Crom que no transmito viruses. Soy gente de bien.
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Hostia pues no es mala idea. Si no te cuesta mucho esfuerzo hacerlo pues a mí se me abre el cielo. Eso o pasarme, o quien guste, un enlace de Wetransfer. Más que nada porque detecto que es una cosa más bien minoritaria y nos va a interesar a un par como mucho. Lo que tu veas.

"This aggression will not stand, man"
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Wetransfer también lo controlo. Cada peli pesará unos tres gigas. Multiplica. Si tiramos de We las voy subiendo de una en una o de dos en dos y hasta que acabe.
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(19-08-2021, 10:05 PM)Peckinpah escribió: Wetransfer también lo controlo. Cada peli pesará unos tres gigas. Multiplica. Si tiramos de We las voy subiendo de una en una o de dos en dos y hasta que acabe.
Ya, es que es mucha tela. Por eso te digo, no sé qué plan tendrás en Dropbox, porque a partir de ciertos gigas ya hay que pagar. Pero podemos hacer eso si quieres, puedes subir las 10 primeras o las que te permita la plataforma vamos, y ya vamos viendo. Yo te lo agradecere mil vamos.

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(22-08-2021, 11:48 AM)davesanchoo escribió:
(19-08-2021, 10:05 PM)Peckinpah escribió: Wetransfer también lo controlo. Cada peli pesará unos tres gigas. Multiplica. Si tiramos de We las voy subiendo de una en una o de dos en dos y hasta que acabe.
Ya, es que es mucha tela. Por eso te digo, no sé qué plan tendrás en Dropbox, porque a partir de ciertos gigas ya hay que pagar. Pero podemos hacer eso si quieres, puedes subir las 10 primeras o las que te permita la plataforma vamos, y ya vamos viendo. Yo te lo agradecere mil vamos.


Tranquilo, que de un modo u otro, te las paso. Ahora mismo estoy contemplando opciones. Por WeTransfer te las podría ir pasando de una en una, pero el límite de peso de la cuenta gratuita es de 2 GB. Solo la carpeta con la primera peli ya pesa casi 4 GB, así que creo que el Dropbox va a ser más viable. Creo una carpeta con varias, te doy acceso, las bajas de una tanda y cuando las tengas voy subiendo más hasta acabar. Cada título está en una subcarpeta porque las películas llevan póster asociado y algunas requieren subtítulos en archivo aparte.

Acabo de recordar (de hecho, me lo acaba de recordar mi costilla, porque yo lo había olvidado) que también tengo una cuenta hecha en Mega. Hace siglos que no la toco. No sé si me la habrán deshabilitado o no, las cosas como son. Tengo que mirar cómo está ese tema, porque también puede ser una buena opción. Lo que más películas permita bajar de golpe, para que la cosa no se eternice, que 26 es una tanda maja. En total, hablamos de 82,8 GB de peso. Ten ese detalle en cuenta, porque vas a necesitar almacenamiento.


En cuanto tenga mirado bien el tema, te aviso. Será en algún momento de esta semana. Ahora... voy a comer.

Saludete.
Soy una puta, pero una puta muy cara.
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OK, pues como tu veas. Sin prisa ninguna vamos, cuando te venga bien. Favorazo el que me haces vaya, porque encontrar las 26 hoy en día me parece casi imposibile. Que Crom te lo pague.


[Imagen: giphy.gif?cid=790b761134041435c898a16ab2...y.gif&ct=g]

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(23-08-2021, 06:44 PM)davesanchoo escribió: OK, pues como tu veas. Sin prisa ninguna vamos, cuando te venga bien. Favorazo el que me haces vaya, porque encontrar las 26 hoy en día me parece casi imposibile. Que Crom te lo pague.


[Imagen: giphy.gif?cid=790b761134041435c898a16ab2...y.gif&ct=g]


Al final lo voy a hacer por Dropbox. Te avisaré por privi para darte los detalles. Creo que con ir subiendo películas en tandas de 5 va bien la cosa. Serán cuatro tandas de 5 y una de seis. Y con eso tenemos las 26 de la saga original de Katsu. ¿Hace?
Soy una puta, pero una puta muy cara.
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Perefecto. No veo la hora de ponerme con ellas. Qué gustazo.


[Imagen: giphy.gif?cid=790b7611e64cb0e1710940ee94...y.gif&ct=g]

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